Una orden del Ministerio de Educación, en los años sesenta del siglo pasado, establecía el plan de estudios para los alumnos del curso preuniversitario de letras.En este plan se fijaba que los autores clásicos objeto de estudio fueran Homero en griego y Virgilio en latín.La decisión fue tan acertada y aceptada que, por demanda del sector docente, el plan hubo de prorrogarse un cuatrienio más.Esto permitió a numerosos estudiantes introducirse en el mundo clásico y empaparse de las principales obras de la literatura griega y latina, esto es, la Ilíada, la Odisea y la Eneida.