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CONDENAS ETERNAS NO REVISABLES

DELEGACIÓN DE VALLADOLID – JUAN ANTONIO GARCÍA ORTEGA

CONDENAS ETERNAS NO REVISABLES
 

Nos cuenta Ovidio lo que la diosa Juno se encontró cuando bajó a las moradas infernales. “Allí ofrecía Titio sus entrañas para que se las despedazaran y estaba tendido a lo largo de nueve yugadas; tú, Tántalo, ningún agua puedes coger y huye de ti el árbol que estaba sobre tu cabeza; o vas en busca de la piedra o   la empujas, Sísifo, aunque ha de volver; Ixión va dando vueltas y a la vez se persigue y se huye a sí mismo; y las Danaides, que se atrevieron a causar la muerte de sus primos, vuelven a buscar incesantemente las aguas que deben perder”.

¿Quiénes eran estos personajes y qué delitos cometieron para tan terribles castigos?.

TITIO O TICIO.- Era hijo de Zeus y Elara, tras unirse a ella y quedar embarazada, Zeus la ocultó, por miedo a los celos de Hera, en las profundidades de la tierra. Y de la tierra salió al nacer, el gigante Titio. Este sintió un deseo irresistible por Leto y la quiso violar, pero ella llamó a sus hijos Apolo y Diana y lo abatieron con sus flechas.

Por esta acción es sometido en el infierno a una terrible condena, según nos cuenta Ulises en la Odisea: “Vi a Títio, el hijo de la augusta Tierra, echado en el suelo donde ocupaba nueve yugadas. Dos buitres, uno a cada lado, le roían el hígado, penetrando con el pico en sus entrañas, sin que pudiera rechazarlos con las manos, porque intentó hacer fuerza a Leto, la gloriosa amada de Zeus”.

TÁNTALO.- También era hijo de Zeus y reinaba en una ciudad de Asia Menor. Al principio fue uno de los favoritos de su padre y se le permitía sentarse a la mesa con los dioses y comer ambrosía y beber néctar. No obstante, traicionó alguno de sus secretos y robó sus manjares para compartirlos con sus amigos. Pero esto eran pecados menores comparados con su gran crimen:

Un día, en que invitó a los dioses a comer, Tántalo mató a su propio hijo Pelops y se lo sirvió guisado para ponerlos a prueba y averiguar si eran omniscientes. Todos rechazaron la comida, menos Demeter, que tomó un bocado del hombro de Pelops. Los  dioses le devolvieron la vida con un nuevo hombro de marfil.

Por este horrendo crimen Tántalo fue castigado a permanecer eternamente en el mundo de los muertos. Ulises en su visita al Hades describe así la tortura: “Padecía crueles tormentos, de pie en un lago cuya agua le llegaba a la barbilla. Tenía sed y no conseguía beber. Cuantas veces se bajaba con la intención de beber, otras tantas desaparecía el agua absorbida por la tierra, la cual se mostraba negruzca en torno a sus pies y un dios la secaba. Encima de él colgaban las frutas de altos árboles; perales, manzanas de espléndidas formas, higueras y verdes olivos, pero cuando levantaba los brazos para cogerlas, el viento se las llevaba a las sombrías nubes.

SÍSIFO.- Se casó con la pléyade Mérope, la estrella menos brillante de la constelación, precisamente por haberse unido a un mortal. 

En la Ilíada, VI, 152, un descendiente de Sísifo le define como “el más ladino de los hombres”. A veces se le ha considerado como el verdadero padre de Ulises:

Estos son los motivos de su condena:

Por haber revelado al río Asopo el rapto de la hija de este por Zeus, el padre de los dioses envía la muerte a Sísifo, pero este la hace prisionera, y durante algún tiempo no muere nadie hasta que Ares la libera. Sísifo es llevado a la residencia de los muertos, pero antes ordena a su esposa Mérope que se abstenga de ofrendarle las libaciones fúnebres, lo cual advertido por el formalista Hades, devuelve a Sísifo  al mundo de los vivos para que reprenda a su esposa por la omisión;  pero Sísifo se las arregla para no volver al infierno, hasta que ya con edad avanzada lo lleva de nuevo la vejez para que no vuelva a escapar, Zeus lo somete al castigo que describe Ulises: “Vi de igual modo a Sísifo, el cual padecía unos duros trabajos empujando una enorme piedra. Forcejeaba con los pies y con las manos e iba conduciendo la piedra hasta la cumbre de un monte, pero cuando ya faltaba poco para doblarla, una fuerza poderosa derrocaba la insolente piedra, que caía rodando a la llanura. Tornaba entonces a empujarla, haciendo fuerza, y el sudor corría por sus miembros y el polvo se levantaba sobre su cabeza”.

IXIÓN.- Rey de Tesalia, fue el primer humano que mató a un pariente en la mitología  griega. Ixión no quería pagarle a su suegro Deyoneo la dote por la mano de su hija Día.

Habiendo tomado Deyonero en prenda las yaguas de Ixión, este le comunicó que estaba dispuesto a entregar lo prometido y que Deyonero podía venir a recogerlo, y cuando Deyonero le visitó, Ixión le arrojó sobre unos carbones encendidos que le había preparado como trampa. Ixión cayó entonces en desgracia y fue expulsado del entorno social en que vivía. Zeus se compadece de él y le prepara un ritual de purificación invitándole a un banquete en el Olimpo. Ixión no agradeció el gesto e incluso trató de seducir a Hera, la esposa de Zeus. Para asegurarse de que no estaba bromeando, Zeus forma una nube con la apariencia de Hera sobre la que se abalanzó Ixión. Zeus ya no tuvo más paciencia y le encerró en el Tártaro donde fue condenado a pasar la eternidad atado a una rueda que gira sin cesar.

LAS DANAIDES.- Egipto y Dánao eran hijos de Belo y reinaban  en el 

norte de África. Egipto tenía cincuenta hijos de distintas mujeres y 

Dánao cincuenta hijas. Pronto surgió una disensión entre los dos hermanos; Dánao por temor a sus sobrinos huye con sus hijas a 

Argos, donde consigue hacerse con el trono y llamó a sus habitantes Dános, nombre con el que se conoce a los griegos en la Iliada y en la Eneida.

No mucho después llegan a Argos los Egiptidas y piden en matrimonio a sus cincuenta primas. Apolodoro nos da los nombres de todas las parejas, unas se formaron por sorteo y otras por semejanza de los nombres, así Crisipo se unió a Crisipe y Estínelo   con Esténele.

Dánao concede los enlaces, pero ordena a sus hijas que den muerte a sus maridos y primos en la noche de bodas. Así lo ejecutaron todas menos Hipermestra, la mayor que salvó a su marido Linceo porque la había mantenido doncella. Ambos sucedieron a Dánao en el trono de Argos.

Al morir las Danaides fueron condenadas en el Tártaro a un ingenioso y terrible suplicio: tratar de llenar de agua, sin descanso, una tinaja agujereada. 

Estos son los personajes de la mitología que sufren castigos eternos por sus delitos. Los suplicios únicamente fueron interrumpidos cuando, según nos cuenta Ovidio, bajó Orfeo a los infiernos en busca de Eurídice: “Mientras Orfeo hablaba y hacía vibrar las cuerdas acompañando a sus palabras, Tántalo no trató de alcanzar el agua que se escapa, quedó paralizada la rueda de Ixión, las aves no hicieron presa en el hígado (de Titio), descansaron las Danaides con las urnas, y tú, Sísifo, te sentastes  en la peña. (Mct. X,40 s,s.).

En estos tormentos pensaba yo, no hace mucho, reclinado en el sillón de mi odontóloga favorita mientras me realizaba una limpieza dental, tratando de paliar el mal rato comparándalo con los suplicios de los personajes mitológicos.  
 

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Ticio, un águila devora su hígado. Ticiano (Museo del Prado)

 

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Danaides, 1904 Reproducción de lámina sobre lienzo por John William Waterhouse 

 

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Ixión atado a una rueda.José de Ribera (Museo del Prado)

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Sísifo cargando con la piedra. Tiziano (Museo del Prado)

 

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Tántalo, según cuadro de Tiziano





 

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