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Noticias y actividades

LAS LUNAS DE JUPITER

 DELEGACIÓN DE VALLADOLID – JUAN ANTONIO GARCÍA ORTEGA

 

LAS LUNAS DE JÚPITER

(Amores humanos de Zeus)

 

Júpiter es el planeta más grande del sistema solar. Está compuesto de fluidos en lugar de rocas y metal. Tiene bandas oscuras, pero lo más conocido es su gran Mancha Roja, una enorme tormenta semejante a un huracán de mayor tamaño que la Tierra. Dista del sol unos 800 millones de kilómetros y su órbita dura unos 12 años terrestres. Su volumen equivale a 1.200 veces el volumen de la tierra.

Por su brillo en el firmamento es conocido desde la antigüedad. Lleva el nombre del dios romano del cielo y de la tierra, Júpiter, cuyo equivalente griego es Zeus.

Durante el mes de abril Júpiter es visible por el Sureste al amanecer

El día 15 de este mes, junto a la Luna y Saturno, forman los vértices de un curioso triángulo.

Tiene, al menos, 61 satélites, los más importantes son los llamados galileanos, descubiertos por Galileo en 1609: Io, Calisto, Europa y Ganímedes. Simón Marius, contemporáneo de Galileo, puso a  estas lunas su nombre individual, tomado de cuatro personajes mitológicos amados  por el dios Zeus, tres femeninos y uno masculino.

Io.- El oráculo de Apolo había manifestado a Inaco que si no expulsaba a su hija Io de su casa y de la patria, el rayo de Zeus podría destruir su linaje. Obedeciendo a este oráculo la joven Io vagaba sin rumbo fijo cuando Zeus, inflamado por el dardo del deseo, la abordó, y,  para ocultar su delito, formó una densa niebla en la que envolvió a la doncella “rapuitque pudorem” (y le  arrebató su virginidad). Con estas dos palabras Ovidio (Met. I.600), poeta erótico latino, cierra el episodio.

Hera (Juno), la diosa esposa de Zeus, intrigada por la niebla repentina en un día soleado, sospechó de la posible infidelidad, descendió desde el Olimpo y ordenó a la niebla retirarse.

Zeus no esperaba la llegada de su esposa y, en un impulso repentino, convirtió a Io en una hermosa ternera blanca. Hera pregunta por su dueño, Zeus asegura que no es de nadie y que  ha surgido de la tierra, incluso jura que no tiene nada que ver con ella (los juramentos por amor no atraen  la ira de los dioses, según atribuye Apolodoro II,1,3  a Hesiodo).

Hera le pide la vaca como regalo. ¿Qué podía hacer Zeus? Muy duro entregar un amor, pero no darlo habría sido sospechoso.

Hera quedó como dueña de Io y, para que nadie se la arrebatase, encomienda su custodia a Argos, el de los 100 ojos que, dispuestos alrededor de su cabeza se repartían el sueño y la vigilia y, por eso, no perderían de vista a la desdichada Io.

Zeus se siente culpable de los males de su amada y encarga a su hijo Hermes (Mercurio) que mate a Argos y libere a la  doncella transformada en ternera.

Era Argos un pastor

que tenía, bien contados,

cien ojos, unos azules,

otros negros, otros garzos

y así dormían cincuenta

y velaban otros tantos

 

Hermes con sus cantos adormece a Argos y  con el caduceo le infunde un profundo sueño con lo que consigue cerrar los cien ojos y aprovecha para darle muerte´

Hera no olvida a su fiel servidor y recogiendo aquellos cien ojos los fue colocando en las plumas del pavo real, su ave favorita, y que desde entonces luce en su bello plumaje.

No quiso dejar Hera sin venganza a su fiel Argos y dispuso que un tábano aguijoneara sin descanso a Io, hasta que Zeus compadecido la caracterizó en la constelación de Tauro.

EUROPA.- “La de ancha frente”, hija de Agenor, rey de Fenicia, se encontraba entretenida con otras doncellas de su edad en la playa.

Zeus divisó a Europa desde el Olimpo, quedó prendado de ella y ya no pudo desviar su  mirada.

 

Llamó a su hijo y fiel mensajero Hermes para que acercase al lugar, donde se encontraban las jóvenes, un rebaño de vacas que pacía en la proximidad. El  mismo Zeus se transformó en toro de hermoso aspecto.

 

Al principio las jóvenes se asustan, pero al ver la mansedumbre del animal se acercan y Europa lo acaricia y le entrelaza en los cuernos frescas guirnaldas de flores. Incluso la regia doncella, sin saber a quién montaba, se atreve a subirse sobre los lomos del animal.

Aprovecha este momento el falso toro para entrar en el agua y alejarse hacia alta mar. Cuando Europa se da cuenta ya no puede hacer otra cosa que agarrarse fuertemente a los cuernos para no caer, Así es llevada a Creta donde Zeus se une a ella. Sobre los detalles  de esta unión los autores clásicos pasan de puntillas. Ovidio en los Fastos, V.617 dice: “sube al cielo, mientras que a ti Sidonia, te convierte en madre”:

De los encuentros de Zeus con Europa nacieron  tres hijos: Minos, rey de Creta; Radamantis, juez del infiero, y Sarpedón, rey de Licia.

CALISTO.- Era una ninfa de Arcadia, región preferida por  Zeus, pues allí había pasado su infancia.

Calisto y otro grupo de ninfas habían renunciado a las relaciones amorosas y eran fieles seguidoras  de la diosa cazadora Artemis (Diana para los romanos).

Un día en que Calisto no pudo unirse al grupo, fatigada de cazar sola, se recostó en el suelo recubierto de blanda hierba. Allí la descubrió Zeus y no quiso  desaprovechar la ocasión, pensando que no se enteraría su esposa Hera; y, consumada la posesión, “petit aethera victor” (triunfador se encamina al cielo) Met II; 437.

Un día, tras agotadora jornada de caza, la diosa y sus acompañantes deciden bañarse en un riachuelo de cristalinas aguas. 

Calisto se resiste a desnudarse, pero sus compañeras, como si de un juego se tratase, le tiran de la ropa y la desnudan. Con su cuerpo también quedó descubierto el secreto. Artemis que, aunque diosa, nada sabía quedó extrañada y le ordenó: “vete de aquí y no mancilles estas sagradas aguas”.

Ya se había enterado de esto Hera, la vengativa esposa de Zeus, y esperó a que naciera el hijo para transformar a Calisto en osa, pero con la crueldad de dejarle su mente humana.

Zeus se preocupó del cuidado de su hijo Arcade, que heredó de su madre la afición por la caza. Un día mientras persigue a las fieras se tropieza con su madre a la que, convertida en osa, no puede reconocer. Ya iba a dispararla flecha, cuando Zeus, que contemplaba la escena, arrebató a los dos seres y los colocó en el firmamento transformándolos en constelaciones: Calisto en la Osa Mayor y Arcade en Arturo (el guardian de la osa) de la constelación del Boyero.

Enfurecida Hera, porque su rival y el hijo de Zeus estaban en el cielo con otros astros, pidió al Océano que evitase que una concubina se bañase en sus aguas. Es la única constelación que nunca se sumerge en el Océano, sino que, aun en distinta posición, siempre es visible en el hemisferio norte.

GANÍMEDES.- Era un joven adolescente que guardaba los rebaños de su padre en las montañas próximas a Troya.

El amor entre varones era normal entre los griegos. Era habitual que el hombre adulto tuviera un bello joven como amado, quien con el tiempo se convertiría en amante, que buscaría a su vez a otro bello joven que desempeñara el papel que él había realizado con anterioridad. Platón, en Fedro, emplea varias veces los términos “amante” y “amado” siempre en masculino.

La tradición literaria solamente nos ha transmitido una sola aventura homosexual de Zeus, aunque es posible que tuviera múltiples contactos de este tipo, Pero estas relaciones no tenían trascendencia por dos razones: no  engendraban hijos que pudieran reclamar la paternidad divina y tampoco causaban inquietud a Hera, la celosa esposa de Zeus.

El atractivo por la belleza es el motivo fundamental de la relación de Zeus con Ganímedes. Los hombres, que habían creado a los dioses semejantes a ellos, no podían privar a Zeus de los placeres que suponía el amor de un adulto hacía jóvenes del mismo sexo.

En el Olimpo Zeus encomendó al joven   la tarea de escanciar el vino y el néctar, y esta fue la justificación de su presencia entre los dioses.

El rapto de Ganímedes supuso para su padre, Tros, un importante dolor. Zeus quiso recompensarlo regalándole dos corceles de los que montan los inmortales, y que, según Homero. (IL, V, 267) son los mejores de cuantos viven bajo el sol y la aurora. Además le anunció que su hijo sería inmortal y nunca conocería la vejez.


 

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LA GRAN MANCHA ROJA Y LOS SATELITES GALIANOS DE JÚPITER


 

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EUROPA RAPTADA POR ZEUS. RUBENS


 

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EL RAPTO DE GANÍMEDES. RUBENS





 

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DIANA Y CALISTO.RUBENS

 

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MERCURIO Y ARGOS. RUBENS








 

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