VISITA A SIMANCAS Y TORDESILLAS
DELEGACIONES/VALLADOLID / JUAN ANTONIO GARCÍA ORTEGA
SIMANCAS Y TORDESILLAS
Esta vez la vocal de actividades culturales, Marisa, nos ha citado para visitar el día 26 de mayo las históricas villas de Simancas y Tordesillas.
Simancas – La villa: Se encuentra situada en la margen derecha del río Pisuerga, muy próxima a Valladolid.
Su nombre se relaciona con el dicho “Si mancas las dais, mancas no las quiero” atribuido, según la leyenda, al emir musulmán Abderramán II, allá por el S. IX, cuando recibía el tributo de las siete doncellas que debía pagar esta población. Las doncellas optaron por mutilarse la mano izquierda y así salvar su honorabilidad.
De las dos primeras palabras del soberano musulmán “Si mancas…” procedería el nombre de la villa. Aludiendo a este hecho figuran en el escudo siete manos.
Los filólogos, en cambio, derivan el nombre del romano Septimanca (la misma terminación aparece en Salamanca) y que posiblemente haga referencia a un topónimo o teónimo prerromano. El gentilicio de la población es simanquino.
La batalla.-
A primeros de agosto del año 939 tuvo lugar la batalla de Simancas entre las tropas cristianas mandadas por Ramiro II de León y el ejército musulmán de Abderramán III, compuesto, según los historiadores, por unos 100.000 hombres.
Unos días antes del combate, esto está probado, se produjo un eclipse de sol casi total, que llenó de espanto a los dos bandos, pues no habían visto cosa semejante en su vida y lo interpretaron como aviso de un gran desastre.
La batalla fue complicada. El califa tomó la iniciativa, pero los cristianos resistieron el envite.
Después de unos días de duros enfrentamientos y numerosas bajas, cuenta la leyenda un hecho milagroso, la aparición de San Millán y Santiago en defensa de los cristianos.
Abderraman desesperado optó por la retirada. Ramiro II, al ver retroceder al ejército musulmán lo persiguió hasta un profundo barranco (Alhandega) del que apenas pudo escapar Abderramán.
La victoria de los cristianos tuvo una gran repercusión en todo occidente. San Millán fue nombrado patrono de castellanos y navarros comprometiéndose a pagar los llamados “votos de San Millán”.
Castillo – Archivo.-
El monumento más importante de Simancas es el castillo, hoy sede del, Archivo General.
En el último tercio del S. XV los Almirantes de Castilla, los Enríquez, construyeron un castillo en la villa de Simancas, del que los Reyes Católicos tomaron posesión en 1490.
De fortaleza defensiva, por sus condiciones de seguridad, pasó a ser utilizado como depósito de armas y como prisión del Estado.
El preso más conocido fue el obispo Acuña, tras la derrota de los Comuneros, por ser partidario de ellos. En su intento de huir de la prisión mató al alcaide del Castillo. Por este acto fue ajusticiado por orden de Carlos I
El Cubo más vistoso del castillo, donde estuvo encerrado, se conoce con el nombre de este obispo.
El archivo como tal existe desde 1540, en que
el emperador ordena guardar en una de las torres, acondicionada para ello, convirtiéndola así en el sanctasanctorum del castillo, un importante conjunto de documentos.
Pero el verdadero ejecutor del archivo, consciente de su trascendencia y significado fue Felipe II.
Desde antiguo se ha sentido la necesidad de representar las palabras en soportes duraderos para conservar la memoria de hechos, pactos, títulos etc. La escritura cubre esta necesidad, verba volant, scripta manent. Pero a su vez surge una nueva, guardar y conservar los escritos. Lo cual exige un edificio adecuado y unos profesionales que custodien la documentación.
¿Cómo gobernar un imperio en el que no se ponía el sol?
Para conocer los problemas y hacer llegar las soluciones, el rey necesitaba el apoyo de la escritura. Con ella domina, controla y manda.
Como dice su biógrafo Cabrera de Córdoba “por medio de los papeles meneaba el mundo sin moverse de su real sitio”.
Felipe II encargó a Juan de Herrera la remodelación y ampliación del castillo para adecuarlo a la nueva función de archivo.
Pero el hito más importante en materia archivística fue la Instrucción para el Archivo de Simancas, aprobada por este mismo rey en 1588. Se la considera como el primer reglamento del mundo en esta materia. En él se detallan las tareas del personal desde director, copistas, barrenderos…
A partir de entonces comienzan a llegar documentos de todo el imperio.
Entre los fondos simanquinos se encuentran algunos documentos que, por referirse a hechos conocidos, merecen citarse:
Los fondos hacendísticos y económicos, unos 39.000, representan aproximadamente la mitad del total.
La colección de cartografía con mapas, planos y dibujos, más de 7000 documentos, es una parte importante del archivo.
Como reflejo de la sociedad de la época hay cartas de los principales personajes del siglo de oro: Cervantes, Quevedo, Góngora, Juan de Herrera, Leonardo, Rubens…
En 1561 Felipe II puso al frente del Archivo a Diego de Ayala. Este y sus descendientes lo administraron hasta 1811.
Durante la guerra de la Independencia se produjeron graves desperfectos: hubo traslado de documentos sin orden ni concierto, otros fueron destruidos a causa de un incendio, y una buena parte se llevó a Francia, aunque años después pudieron recuperarse.
La orden de 24 de abril de 1844, de Isabel II, abre el archivo a la investigación y termina la etapa al servicio de la Administración, desde esa fecha pasa a ser Archivo Histórico.
En 1858 se crea el cuerpo de Archiveros y Bibliotecarios.
Uno de los primeros directores de esta época, 1868-1870, fue Manuel Murguía, marido de Rosalía de Castro, que, durante su estancia en Simancas, compuso Follas Novas.
También el Archivo de Simancas fue en 1922 primer destino, como archivera, de María Moliner, la académica sin sillón. Después pasaría al archivo de Hacienda de Murcia y más tarde al de Valencia.
En los últimos 20 años se han realizado importantes inversiones en el archivo.
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Construcción de siete pisos para depósitos documentales con unos 14 kms. de estanterías.
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Se ha levantado un edificio adjunto en la explanada con fines de difusión: cursos, conferencias.
Las nuevas tecnologías no podían quedar al margen. En este sentido se ha emprendido la digitalización y la informatización de los documentos, poniéndolos al alcance de los ciudadanos mediante la aplicación PARES
Esta es, a grandes rasgos, en acertadas palabras de quien fue hasta no hace mucho su director, J.L. Rodriguez de Diego, “la historia de un archivo que es archivo de la historia”.
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A continuación nos trasladamos a Tordesillas para visitar el Museo del Encaje, Monasterio de Santa Clara, Museo de San Antolín y bodega Muelas. Pero, para no agobiar al lector con más datos, digamos como el poeta “quédese para mañana”, esto es, para el próximo número de la revista.