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VISITA A LA ACADEMIA DE CABALLERÍA DE VALLADOLID

VISITA A LA ACADEMIA DE CABALLERÍA.

(8 de febrero de 2017)

 

El 8 de febrero último, continuando con nuestro propósito de conocer más y mejor todo lo interesante que tenemos en nuestra ciudad, un nutrido grupo de socios de la Hermandad de Valladolid y algunos simpatizantes, realizamos una visita guiada a la Academia de Caballería de Valladolid.

       Tenemos que comenzar haciendo referencia al edificio –la Academia de Caballería-, seguramente uno de los más fotografiados de Valladolid, -lo que demuestra su belleza-. Se encuentra situado en el centro de la ciudad, entre la Plaza de Zorrilla y al principio del Paseo del mismo nombre y frente a los jardines del Campo Grande. (Foto tomada desde la Plaza de Zorrilla)C:\Users\José María Santos Gó\Documents\FOTOS CABALLERIA 19.JPG


 

Comenzamos la visita con la explicación de la escultura de bronce que se encuentra en el propio Paseo de Zorrilla,  a la entrada de la Academia, y que es un monumento al Regimiento de Cazadores de Alcántara. C:\Users\José María Santos Gó\Documents\FOTOS CABALLERIA 22.JPG

El monumento (del año 1931) es propiedad de la Academia y los cinco jinetes responden a los Institutos de los distintas épocas de la caballería. Como curiosidad, por el boceto de la escultura se pagaron 80.000 pesetas, pero la escultura en bronce se pagó por sufragio de particulares. (Foto tomada desde el Paseo de Zorrilla)

Tradicionalmente, en España han existido diferentes escuelas del ejército, una por cada arma.  La de Caballería inició su andadura en Alcalá de Henares cuando en 1850 se creó el Colegio de Caballería, pero dicho emplazamiento se encontraba en aquellas fechas en malas condiciones y el Ayuntamiento de Valladolid ofreció a las autoridades militares tres posibles emplazamientos para su traslado a Valladolid:

  • San Benito.

  • Monasterio de Prado

  • Donde se encuentra actualmente, si bien el edificio existente entonces era uno de dos plantas, en forma octogonal (se denominaba El Octógono) y que iba a ser presidio, presidio que finalmente se trasladó al edificio de Monasterio de Prado.

Se costeó con 2000 reales y en marzo de 1852 vinieron a Valladolid los cadetes de la Academia de Caballería y aquí estuvieron hasta el año 1915 en que, en tres días, un incendio destruyó una parte importante del edificio: la destinada al internado de los alumnos, cocinas y comedores.  Consecuencia del incendio, en 1916 se traslada a Madrid el Museo de la Academia de Caballería.

El actual edificio – de granito y de piedra de Salamanca-, con tres torres en la fachada principal –de gran belleza- se empezó a construir en mayo de 1921, con la colocación de la primera piedra por la reina Victoria Eugenia, como se recoge en la fachada principal del edificio que da al patio interior con el siguiente texto:

PIEDRA COLOCADA POR SS.MM.

D. ALFONSO XIII Y Dña. VICTORIA

EUGENIA EN LA INAUGURACIÓN

DE ESTAS OBRAS – 4-MAYO-1921

 

 En los actos organizados la reina entregó un estandarte bordado por ella misma y asistió a los actos una representación de todos los regimientos del arma de caballería con sus estandartes.  El mismo día 4 de mayo de 1921 se nombró coronel honorario de Caballería a la reina Victoria Eugenia. La primera parte del nuevo edificio (que se construyó por partes) se inauguró en 1924.

Los avatares de la Segunda República suponen que en 1931 se unifican las Academias Militares en España y la Academia de Caballería se traslada a Toledo. Pero en octubre de 1939, al finalizar la Guerra, vuelve a Valladolid la Academia de Caballería.

Conviene añadir ya que desde el año 1977 es también Academia de Suboficiales del Arma de Caballería.

Al acceder a la parte visitable de la Academia, empezando por el salón de actos, nos sorprende un cuadro del Apóstol Santiago, patrón del arma de Caballería. La primera estancia que visitamos fue el Salón de actos que tiene en su techo los escudos de las Ordenes de Caballería: Alcántara, Santiago, Montesa y Calatrava, además de los medallones de Valladolid y los Borbones.

 Llaman la atención diversos cuadros: el retrato del rey Alfonso XIII, el de la Guerra Carlista de Víctor Morell y el de la Batalla de Treviño de Pablo López Elorza (de 1877).

 En el Museo propiamente dicho, mucho que ver: aparatos topográficos, granadas de mano, minas antipersonas, minas contracarros, dos misiles cobra (de primera generación), máscaras antigás para caballos, lanzallamas… fotos de los distintos tipos de carros de combate, fusil para manejar desde el caballo (denominada “tercerola de caballería) …

El monitor, al pasar por las distintas salas, nos explicó también cómo evolucionaron las armas de fuego que pasaron de la “bancarga” (carga por la parte exterior del cañón del arma que sólo puede efectuar un disparo por cada carga) a la “retrocarga”  (carga por la parte posterior, lo que permite efectuar varios disparos con una sola carga-actualmente multitud de disparos por la carga en forma de peine-).  Están expuestos diversos de modelos de ametralladoras y fusil ametrallador y de fusil de asalto.

Después de comprobar que en una de las salas se muestran estandartes de las unidades de Caballería, pasamos a conocer otro tipo de armas:

  • Las lanzas (arma arrojadiza que utilizaba el soldado a caballo, con mango de madera y un tipo de flecha en la punta)

  • La espada (que es recta)

  • El sable (que es curvo y se utilizó por la caballería ligera).

Seguimos en una sala con armamento (fusiles y ametralladoras) de otros países: de Alemania, Japón, E.E.U.U., Francia, Canadá, Méjico, Paraguay, Italia, Reino Unido, Austria, …(hasta un total de 15 paises).

Llaman la atención las lámparas centrales de dos salas que están construidas con sables del arma de caballería, lo que añade un toque de originalidad a las mismas y nos recuerda que seguimos en un museo militar: el de la Academia de Caballería. (Fotografía de la página www.info.valladolid.es).

Lámpara de sables

Otra sala nos lleva a comprobar la vestimenta utilizada por el personal del arma de Caballería en las distintas épocas del año (verano e invierno) y de las sucesivas modificaciones de los trajes de gala y de trabajo.  Y, un dato curioso: en una de las vitrinas se exhibe el traje de “perdigón” (así se llama al oficial que repite curso en la Academia). Se exhiben también distintos tipos de prendas de cabeza.

Pasamos seguidamente a la Biblioteca que hasta su traslado a Toledo tuvo gran importancia, pues cuando se trasladó tenía unos 50.000 volúmenes, de los que se destruyeron en el asedio la mayor parte.  En la actualidad cuenta con unos 16.000 volúmenes sobre temas no sólo militares. A su fondo bibliográfico pueden acceder también investigadores y estudiosos en la materia.

El toque menos serio lo pone una escultura de Ángel Díaz Sánchez, que posteriormente veremos en bronce en el patio interior, con la “Buenaventura de la gitana”, que se detalla unas líneas más abajo.

Resulta muy interesante el Guadarnés de la Academia que conserva una colección muy importante de sillas de montar a caballo: mejicanas, italianas, españolas, portuguesas, de E.E.U.U., belgas, francesa y francesa para caballería ligera, inglesa de amazona, del Líbano, árabe marroquí, andaluza tipo cordobés, etc.

Y, para que no falte de nada, dos mantillas, una de gala y otra cañonera.  Se completa la exposición con un panel con los distintos tipos de herraduras que se utilizan para los caballos, de las que me llamaron la atención –no sabía que con la necesidad se habían conseguido modelos tan especializados - las ortopédicas y las antideslizantes (de goma).

Finalmente pudimos disfrutar viendo un cuadro del  rey Alfonso XIII jugando al polo, del pintor vallisoletano Eduardo García Benito.

Terminamos la visita saliendo al patio central de la Academia en el que se conserva la sala del picadero (que se salvó del incendio de 1915). En la fachada principal, en la parte que da al patio (foto al final de la reseña), se encuentra la placa de la colocación de la primera piedra ya referida.  Y ya en el patio, una composición de bronce, muy simpática, que se presenta a continuación, en la que una gitana “echa la buenaventura” a un soldado, con los mejores augurios.

LA BUENAVENTURA

   LA BUENAVENTURA.

¿ TE LA DIGO, “RESALAO” ?

VOY A HACERTE UNA PINTURA

DE TU GRAN SUERTE FUTURA

GRACIOSÍSIMO “SORDAO”.

DAME TU BLANCA MANITA

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Y LO QUE VA A SUCEDER

ME LO DIRÁ “CA” RAYITA

Y SOBRE SI ES MUY BONITA

LA “JEMBRA” DE TU QUERER.

TU TENDRÁS MUCHOS “PARNESES”

Y SERÁS UN GRAN SEÑOR

Y AUNQUE NO TE LO MERECES

HA DE ENGAÑARTE MIL VECES

EL PÍCARO DEL AMOR.

¡”GACHÓ” Y LO QUE VAS A SUBIR ¡

ESTA RAYA CHIQUITITA

Y SUBIRÁS RETRECHERO

TE LO DIGO MUY FORMAL

DESDE EL GRADO DE RANCHERO

POR VALIENTE Y “SANDUNGUERO”

        A CAPITÁN GENERAL.

(Ángel Díaz Sánchez)  

Y, por si quieres reflexionar sobre su contenido, de las frases de Caballeros ilustres que figuran en las paredes de los pasillos de la Academia, escogí la que figura a continuación, del Marqués de Santa Cruz de Marcenado, Caballero de la Orden de Calatrava: 

 

No te deben ensoberbecer las felicidades

ni abatirte los infortunios. De lo primero

te resultaría negligencia en el empleo,

relajación en las costumbres y tal vez

aborrecimiento de los amigos. En lo

segundo mostrarías un pequeño corazón

indigno de tu carácter…



 

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(Fotografía de la parte interior de la fachada principal)



 

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