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POR QUÉ CANTA ELGALLO SIEMPRE AL AMANECER

DELEGACIÓN DE VALLADOLID – JUAN ANTONIO GARCÍA ORTEGA

POR QUÉ CANTA ELGALLO SIEMPRE AL AMANECER

(O LOS AMORES DE VENUS Y MARTE)

Tradicionalmente la pintura ha tratado de reflejar historias, leyendas, mitos, etc., Así lo podemos apreciar en la mayoría de los cuadros del Museo del Prado. En ellos figuran escenas de la Biblia o de la Mitología.

A diferencia de otras expresiones artísticas, como la literatura o la música en las que el asunto, el tema, se va desarrollando sucesivamente en el tiempo, en la pintura el tema se capta en el momento, de una vez.

Por ello el pintor debe elegir la escena más importante o significativa de la historia que quiere expresar.

Esa escena puede reflejar directamente el aspecto central de la historia.

Pero también puede el artista escoger una circunstancia que se refiera indirectamente o de una manera tangencial al fondo de la historia. Esto, claro es, exige más esfuerzo por parte del espectador.

Así lo hace Velázquez en el cuadro la Fragua de Vulcano. Más adelante se indicará cual es el momento escogido en esta leyenda.

El mito es el siguiente:

Vulcano, Hefestos para los griegos, el dios del fuego, era feo y deforme, tanto que su madre Juno lo arrojó del Olimpo y del golpe que se dio al caer en la isla de Lemnos quedó también cojo.

Pero tuvo la suerte de casarse con la diosa más hermosa, la diosa de la belleza, Venus o Afrodita en griego, que quiere decir nacida de la espuma del mar (recordar el cuadro de Boticelli).

La hermosura de Venus despertaba la admiración de otros dioses, entre ellos Apolo, también dios de la belleza, del sol y de la poesía. Pero Venus no le hacía mucho caso, quizá por aquello de que los polos del mismo nombre se repelen.

Otro dios que se interesaba por Venus era Marte, (Ares) el dios de la guerra, de carácter violento. A este dios sí le correspondía Venus.

Solían tener sus citas nocturnas en las estancias de Venus en el Olimpo (cuadro de Giordano) mientras el marido de Venus, Vulcano, trabajaba en la fragua fabricando las armas para otros dioses y héroes y por supuesto también para el dios de la guerra.

Venus y Marte tenían cuidado de que nadie descubriera sus encuentros, porque los dioses no eran castos pero sí eran cautos. Por ello Marte encargó a un amigo llamado Alectrión que les avisara siempre antes del amanecer.

Pero un día Alectrión se descuidó y el Sol, Apolo, descubrió a los dos amantes in fraganti.

Como castigo por el descuido del vigilante, Marte lo convirtió en gallo, que eso quiere decir Alectrión en griego, y además le obligó a que todos los días, y desde entonces se sigue cumpliendo, tenía que cantar antes de que saliera el Sol.

Lo primero que hizo Apolo, después de sorprender a los amantes, fue ir a contárselo al marido. Este es el momento del mito que recoge el cuadro, la Fragua de Vulcano.

Se aprecia la cara de sorpresa de Vulcano. Aquí, como en la vida real, el más afectado es el último en enterarse. Casi tanta sorpresa muestran los demás operarios del taller que se preguntan cómo reaccionará el Jefe.

La reacción de Vulcano pudo ser la de perseguir a los amantes con las armas que tan a mano tenía o presentarse de improviso en la estancia marital, tal como la imagina Tintoreto. Pero no, su venganza fue más sutil. Vulcano era un artesano muy habilidoso, y lo que se le ocurrió fue fabricar una red de hilos de cobre casi invisibles y la ensambló en su lecho conyugal, de manera que si alguien entraba en él quedaba atrapado sin poder salir.

A su vez le dijo a su esposa Venus que tenía que hacer un viaje a su tierra adoptiva, la isla de Lemnos.

Tan pronto como Venus vio que Vulcano se alejaba se lo comunicó a Marte y ambos se citaron esa noche en la habitación de Venus, y cayeron en la trampa que el habilidoso Vulcano les había tendido. 

Este regresó de improviso a media noche y allí encontró a los dos amantes atrapados en el lecho. Así lo pinta Cedini.

Vulcano comenzó a dar gritos para que le oyeran los demás dioses y pudieran ver la infidelidad de su esposa Venus. Entre las voces que daba decía que Júpiter, padre adoptivo de Venus, le tenía que devolver la dote que le había entregado por el matrimonio.

Los dioses acudieron a las voces de Vulcano y se regocijaban  viendo a los dos amantes atrapados, y cómo el dios cojo había cogido al veloz dios de la guerra. Las diosas, cuenta la historia, por pudor no se atrevieron a entrar en la estancia.

Uno de los dioses que contemplaba la escena le dijo a Mercurio, otro dios que también se interesaba por Venus:

  • ¿A ti te gustaría estar atrapado con la diosa Venus ante la vista de todos los dioses?

  • Cómo que si me gustaría. Contestó Mercurio, incluso aunque también estuvieran presentes los dioses.

La ocurrencia de Mercurio hizo reír a los concurrentes.

Alguien puede preguntarse, por qué estos episodios y lances siempre se desarrollan en un tálamo.

Pues porque según el poeta:

“Así dispuso la hija de la espuma,

a batallas de amor campos de pluma”.

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Fuentes: Homero, Odisea -  Ovidio, Metamorfosis -  Góngora, Soledades
 

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VENUS Y MARTE – (LUCA GIORDANO)

 

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VENUS Y MARTE ATRAPADOS EN LA RED - (CEDINI)

 

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VENUS, VULCANO Y MARTE – (TINTORETO)

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LA FRAGUA DE VULCANO – (VELAZQUEZ)

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