CIUDADES IMPERIALESPraga, Budapest y Viena Este relato que ahora comienzo debería de haber llevado otro título, en concreto, Roma, pero ya se sabe, el hombre propone y Dios dispone. Iba a conocer la ciudad eterna en compañía de mi hermano Paulino y mi cuñada Eva, tal como hice con París y Lisboa, entre otros viajes, y de hecho, teníamos comprado el billete de avión y la reserva de un apartamento durante una semana en un emplazamiento estupendo y a mejor precio, que Paulino, con su maestría habit...
Leer el resto del viaje...